El segundo partido de las semifinales de Champions League no ha decepcionado a los estudiosos del fútbol. Planteamientos de sobra conocidos por parte de ambos bandos, pero sólo un técnico ha logrado plasmar en el terreno de juego su partido soñado: Di Matteo. El Chelsea ha vencido por la mínima, 1-0, aunque el F.C. Barcelona sigue siendo tremendamente favorito para estar en la final de Munich. Comenzamos con las claves:
1. La diferencia estuvo en la portería. Poco o nada se le puede achacar a Víctor Valdés en el gol del Chelsea. Pero sí es cierto que, por muy abrumadora que sea la posesión del Barça, el equipo rival siempre acaba haciéndole una clara, más si arriba está Drogba. El portero culé está acostumbrado a salvar esa ocasión y dejar su puerta a cero, objetivo que esta noche no ha logrado. Cualquier arquero te asegura que prefiere que le lancen seis (como a Cech) a una (como al catalán), porque instintivamente bajas un poco la guardia. Cech paró lo que no tapó Valdés. ¿Culpable Víctor? No. Pero el checo ha salvado a su equipo.
2. Poca profundidad por las bandas. Si en el Bayern - Real Madrid hablábamos de dos equipos que les gusta explotar las bandas, todo lo contrario en Stamford Bridge. Di Matteo, con su planteamiento, ha abortado esa opción, escorando a Mata a la zurda y sacándole así de su lugar de influencia. Con el italiano siempre había jugado por el centro, por lo que hoy anduvo demasiado perdido. El técnico del Chelsea ha concedido todo el espacio pegado a la cal a Guardiola, que metió demasiado tarde a Cuenca. La única opción blaugrana estaba en Alves, que no tuvo su mejor día en los centros. Y Pedro volvió a demostrar que no es el hombre decisivo de otros años, aunque se cruzase el palo en su camino, sin desbordar ni una sola vez a un Ivanovic que deja hueco a su espalda.
3. La telaraña se come a Messi. Le pasó en San Siro y le ha vuelto a pasar en Stamford Bridge. Obi Mikel como escudero de Lampard, Meireles, Ramires y el propio Mata se han encargado de cerrar todos los espacios posibles. Y cuando los había, el argentino quizás pecó de individualista. Di Matteo seguro ha visualizado el planteamiento de Allegri con Seedorf, Ambrosini y Nocerino en la ida de cuartos, calcándolo en la zona central. Una de sus pérdidas, el gol local. El poco espacio de Leo ha dejado sin influencia vertical a Xavi, con más de 180 asistencias, aunque la mayoría en vano.
4. La labor de Didier Drogba. Nada que ver el Drogba de la primera parte con el de la segunda. A nadie le gusta cuando el gran elefante busca más el suelo que su (enorme) fútbol, por eso los segundos 45 minutos han dejado un buen sabor de boca inexistente en los primeros, a pesar del gol. Un tanto que vale su peso en oro y que demuestra lo que es un nueve de calidad mundial. Si antes hablaba de Valdés, al que sólo le llega una pelota, lo mismo ocurrió con el marfileño, aunque sí la aprovechó. Su despliegue físico por delante del centro del campo, las faltas que ha sacado oxigenando a sus compañeros y el 1-0 le convierten en el MVP.
5. La anarquía de Ramires. Para ganar al F.C. Barcelona necesitas tres cosas: la primera es un orden defensivo extremo, la segunda rezar y la tercera una anarquía ofensiva suficiente como para provocar un desbarajuste en la pareja Puyol-Mascherano, prácticamente insuperable en estático. Ahí es el rey Ramires, aprovechando una arrancada para conceder el gol a Drogba, tras un pase de memoria de Frank Lampard. El brasileño no es ningún prodigio técnico, no regatea y no es estético. Pero su desorden, en un equipo tan plano como el Chelsea, es agua bendita para Di Matteo.
6. Di Matteo pierde una oportunidad. Me queda la sensación no obstante de que el Chelsea ha perdido una oportunidad esta noche. Curioso, teniendo en cuenta que el F.C. Barcelona fue superior y sólo la falta de puntería le privó de la victoria. Con el 1-0, introdujo cambios más por inercia que para aportar soluciones, acusando quizás su bisoñez en los banquillos. Cierto es que Drogba estaba realizando un trabajo defensivo brutal, pero la velocidad de Fernando Torres a la contra intimida. Y más al Barça, con quien mantiene un affaire especial.
7. Planteamiento para la vuelta. Di Matteo lo variará más bien poco, aunque sí convendría un perfil más veloz por la banda. Viendo que le ha funcionado en Stamford Bridge, raro sería que entrara Kalou o Malouda. Por parte del Barça, su objetivo es abrir el campo. Lo intentó escalonando a Alves y Adriano, pero fue insuficiente por las ayudas de los interiores del Chelsea. Tello, Cuenca o Pedro son las opciones. Sacrificaría a Alexis Sánchez o a Cesc, desafortunados ambos en el césped londinense.
8. El Barça no tiene nueve. Y no me refiero en estos momentos a David Villa, a quien el FCB echa muchísimo de menos. Desde la salida de Frank Rijkaard del banquillo culé, el equipo ha adolecido de un nueve puro, de un delantero centro que intimide y cace goles casi sin quererlo. El ejemplo evidente es Henrik Larsson, que tanta gloria dio en tan poco tiempo en el Camp Nou. Meter a Messi de falso nueve es un acierto de Guardiola, los resultados lo evidencian. Pero para los momentos malos, la impresión es que falta un plan B como el citado.
9. El Camp Nou decidirá. Sigo pensando que los blaugranas son infinitamente superiores y máximos favoritos para acceder a la final. El terreno de juego es considerablemente más ancho, condición indispensable. El Chelsea ya no estará tan cómodo cerrando y concederá unos espacios donde Messi es el rey, Cesc desequilibra y permite a Xavi e Iniesta adelantar 10 metros vitales para su fútbol.
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