La vida futbolística de Mikel Arteta lleva diez años ligada al fútbol británico. Pero, aunque parezca mentira tras tanto tiempo, no siempre ha sido así. El de Guipúzcoa comenzó en las inferiores del Antiguoko, donde compartió vestuario con Xabi Alonso. De ahí dio el salto al F.C.Barcelona, separando su camino de su compañero, que recaló en la Real Sociedad. Probablemente, pocos podían decir a Mikel y Xabi que, años después, el primero llegaría a la escuadra donostiarra para suplir la traumática marcha del segundo camino de Liverpool, en el año 2004.
Arteta, anteriormente, se había metido a la afición del PSG y del Rangers en el bolsillo. Dos años estuvo el español en París y Glasgow, disputando cerca de 70 partidos en su segunda estancia y consiguiendo en su primer año el título de Liga, Copa y Copa de la Liga. Su gran rendimiento le valió el paso a la Real Sociedad, donde cargaba con la gran responsabilidad de hacer olvidar a Xabi. No lo consiguió y los txuri urdin le dieron pasaporte en enero del 2005 camino de Liverpool. No coincidiría con el mediocentro del Real Madrid, porque firmó por el Everton. Misma ciudad, escenas diferentes.
Fue precisamente en Goodison Park donde se hizo grande. Cerca de ocho temporadas que le sirvieron para convertirse en un ídolo para la grada y un referente en el vestuario. Más de 200 partidos en los toffees, a pesar de sonar año tras año para clubes de la Liga Española. Todos los veranos entraba en varias quinielas, pero Mikel terminaba por seguir defendiendo la camiseta del Everton, donde más se le ha valorado con distinciones individuales constantes. Hasta que, en las últimas horas del último mercado veraniego, Wenger apostaba por el medio para sustituir en la plantilla a Cesc Fábregas, nada más y nada menos. El precio, diez millones de libras.
El salto al Emirates podía generar ciertas dudas. No ya por él, sino porque su labor de hacer olvidar a Fábregas no la puede asumir cualquiera. Pero Arteta no es cualquiera y poco le ha costado meterse a la hinchada gunner en el bolsillo. Rozando los 30 partidos, sin ningún tipo de recuerdo de las graves lesiones que amenazaron con lastrar su carrera salvo el susto ante el Liverpool, ha anotado seis tantos importantes. El último, este domingo frente al Manchester City en el minuto 86, dando una victoria que significa estar mucho más cerca de la Champions League.
La vida le sonríe al bueno de Mikel, aunque sigue teniendo una espina clavada. Las cuentas pendientes se dirigen directamente a la Selección Española. Y es que, a pesar de su enorme trayectoria, Arteta no ha vestido nunca la camisola de la absoluta. Sí lo hizo en todas las inferiores, llegando incluso a portar el brazalete de la sub-21. ¿Pero qué tiene que hacer el del Arsenal para que Vicente del Bosque le llame? Probablemente nada porque poco más puede demostrar. Suma varios años dirigiendo diversos equipos competitivos, alcanzando su cima en el Emirates. Cierto es que la competencia en España es feroz, pero también lo es que merece el premio de una convocatoria.
A buen seguro que Arteta no bajará los brazos, porque en más de una ocasión ha manifestado su deseo de vestir la roja y defender a su país. Lo hizo incluso cuando sonó su posible incorporación a las filas de Inglaterra. De momento, el "8" se centra en su equipo, el Arsenal, que se mantiene cinco puntos por encima del Chelsea y tres del Tottenham en la Premier League. El tercer puesto es el mayor de los premios para una escuadra que ha reaccionado tras un horrible inicio de temporada. Es Van Persie el que más flores se lleva, pero el guipuzcoano es el motor del equipo. Y, por qué no decirlo, uno de los futbolistas más infravalorados del planeta. Probablemente, en esto, sea el rey.
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